
MUJERES
Como el 8 de marzo fue el Día Internacional de la Mujer, hemos decidido celebrar a las mujeres en la industria automotriz…”
Por Sabrina La Paz
En un mundo dominado por los hombres, muchas mujeres a lo largo de la historia y hasta la actualidad, han logrado grandes avances en el sector. Sin embargo, con estadísticas recientes que muestran que solo el 16% de la industria está compuesta por mujeres, aún queda un largo camino por recorrer en el camino hacia la igualdad. No obstante, hoy aplaudimos a las mujeres influyentes de la historia que dejaron huella, comenzando en 1885 con Bertha Benz.
El Benz Patent-Motorwagen, fabricado en 1885, se considera el primer vehículo del mundo diseñado para ser propulsado por un motor de combustión interna. Aunque fue diseñado por su esposo Karl Benz, fue Bertha quien financió el proyecto.
Según la legislación vigente de la época, Bertha, casada, no podía tener derechos de patente, por lo que su esposo, Karl Benz, tomó las riendas y solicitó la patente el 29 de enero de 1886. Posteriormente, presentó su invento al público el 3 de julio de 1886 en la Ringstrasse de Mannheim.
Bertha logró su primera venta tras ser la primera persona en conducirlo en un viaje de ida y vuelta de 195 kilómetros para demostrar su fiabilidad. Durante el viaje con sus hijos, Eugen y Richard, en agosto de 1888, Bertha también se puso su sombrero de mecánico, limpiando el carburador con su alfiler y usando su alicate para aislar un cable. También hizo historia al comprar ligroína para usarla como combustible, lo que convirtió este viaje en el primer uso registrado de una gasolinera.
A medida que avanzaba el viaje, los frenos comenzaron a desgastarse. Bertha le pidió a un zapatero local que clavara cuero en las pastillas de freno, y así se introdujeron las pastillas de freno al mundo.
Con el papel tan crucial de Bertha en la historia de Benz Patent-Motorwagen, se confirma el dicho de que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer.
Avanzamos rápidamente hasta 1914, cuando los automóviles comenzaron a evolucionar aún más. Fue la canadiense Florence Lawrence quien hizo historia al inventar las luces de freno y el intermitente.
Las luces de freno eran una señal de stop pintada que se activaba con el pedal y advertía a los coches que venían detrás que el conductor estaba reduciendo la velocidad. El intermitente, llamado “brazo de señalización automática”, se fijaba al guardabarros trasero del coche y, al presionar un botón, un brazo eléctrico levantaba una señal para indicar la dirección del giro.
Lawrence no patentó su invento del intermitente y, en 1929, el estadounidense Oscar J. Simler le robó el protagonismo y patentó el diseño él mismo.
El ingenio automovilístico seguramente corría por las venas de Lawrence, ya que se considera que su madre, Charlotte Bridgewood, fue la inventora original de los limpiaparabrisas. Como Bridgewood nunca patentó su diseño, la historia cuenta otra historia.
Una mujer estadounidense que sí patentó su diseño fue Mary Anderson, quien inventó un limpiaparabrisas con resorte en 1903. El descubrimiento surgió durante una visita a Nueva York en 1902, cuando Anderson observó a un automovilista conduciendo con el parabrisas abierto debido a la visibilidad reducida causada por la caída de aguanieve.
En 1905, Anderson intentó vender los derechos de su invento a una empresa canadiense, pero esta respondió alegando que “no lo consideraban de suficiente valor comercial como para justificar su venta…”.
Tras la expiración de la patente de Anderson en 1920, la fabricación en la industria automotriz creció rápidamente, y su diseño básico se popularizó. Cadillac se convirtió en el primer fabricante de automóviles en incluir limpiaparabrisas de serie en todos sus vehículos en 1922…

