EMERSON FITTIPALDI
“Mano a mano con un grande, un transitar por la pasado, el presente y el futuro del automovilismo con quien escribió una de las páginas más importantes de la historia…”
Por Juan Carlos Maimone
Rossana levantó la mano a tono de saludo para dejarnos una recomendación “Tómense sus tiempos…”. Automáticamente me surgió aquello de que “Atrás de un gran hombre, hay una gran mujer” y nada más cierto. Se alejó hermosa y sonriente, para quedar en este mano a mano que hacía rato veníamos necesitando. Hablar de todos y de todo, sin misterios ni secretos, pero con un grande; con alguien que alguna vez dije, me cuesta separar la enorme amistad que a él me une de la admiración por quien escribió gran parte de la historia mayor del automovilismo: Emerson Fittipaldi…
Rápidamente me interesé por la realidad de hoy de Felipe Massa y aunque reconoce que quedó bien, su recuperación fue larga y tediosa; sobre todo para alguien que parecía haber encontrado el “pace” tan demorado como esquivo de la Fórmula 1. “Fue un accidente raro…” me dice… “Tuvo tanta mala suerte de que el objeto lo impactara, como fue de afortunado donde le pegó, por milímetros lo podía haber matado…”. En sus ojos y su relato se ve la preocupación y la gravedad del incidente, que se ensombrece aún más cuando recordamos el de Ayrton Senna… “Lo más terrible fue cuando a través de la televisión, vi que no se movía…”
Su rostro se ilumina cuando le menciono el gran trabajo de Pietro (su nieto) en la Fórmula 1 y este año en la IndyCar y sonríe con orgullo… “Es otro que va muy bien, es muy calculador…” y con optimismo me comenta que lo que está haciendo le vendrá muy bien para seguir tuteándose con la alta velocidad. Hoy vive el mudo de Emerson Jr., su hijo, que heredó parte de su gran talento para comenzar a transitar el difícil camino.

Cuando hablamos de la Fórmula 1, no deja de sorprenderse por la falta de un piloto argentino en la categoría, teniendo en cuenta los talentos que existen en ese país y no puede dejar de criticar la desconexión de muchos de los gobiernos sudamericanos con el deporte y sus jóvenes. De la gran amistad que los unía con José Froilán González y con Carlos “el Lole” Reutemann, con los que se mantuvo en permanente contacto hasta que se fueron.
Conocido con el sobrenombre de Emmo, fue piloto de Fórmula 1 en la década de 1970, logrando 14 victorias, 35 podios, seis poles, y misma cantidad de vueltas rápidas, sumado dos Campeonatos del Mundo en 1972 y 1974, y dos Subcampeonatos en 1973 y 1975. Luego de un temprano retiro, volvió a las pistas con el tesón del novato, pero con la experiencia que le daban los años detrás del volante.

Fittipaldi se coronó campeón en 1989 con victorias en cinco carreras, entre ellas las 500 Millas de Indianápolis, triunfo que duplicó en 1993.
La charla sólo se interrumpe por el “flash” de alguna cámara indiscreta o por alguno que lo reconoce y rápidamente se acerca a saludarlo. Para todos tiene una sonrisa o un buen deseo, su carisma no conoce el descanso o la pausa, su fama tiene vigencia absoluta…
Los temas siguen su curso, muchos de ellos guardados en lo más profundo de la ética, otros marcados por la risa, como cuando lo invitaron a hacer acrobacia los “Blue Angels” momento que sigue considerando como el más impresionante de su vida.
Nos despedimos, aunque sabemos que nos mantendremos en contacto casi en forma cotidiana; Rossana y sus dos niños lo esperan y esas son sus prioridades de hoy en la vida.
Mientras conducía de regreso, pensé en aquel hombre, autor inapelable de páginas enormes de la historia mayor del automovilismo, de su sencillez, de su humildad y no pude menos que agradecerle a la vida de contarlo como fuente de consulta y lo más importante: De poder ser su amigo…



