Notas del Editor

FAKE NEWS

“El apogeo de la falsedad periodística en la era digital reclama el análisis detallado sobre todo lo que leemos o escuchamos para no caer en la multiplicidad de las mentiras divulgadas…

Por Juan Carlos Maimone

Definitivamente; el fenómeno comenzó con el “copia y pega” como producto de plumas muy livianas, para más tarde desplegar todas sus fuerzas en lo que hoy se conoce como “Fake News”. Este elemento; fertilizado en el día a día por la mediocridad, ha logrado instalarse en la sociedad, instalando la duda sobre todo lo que leemos o escuchamos.

Allí, en una melange que se debate insulsa entre ignorantes, políticos advenedizos y grandes empresas, se ha logrado penetrar diariamente la opinión pública con mentiras improcedentes, pero que en muchos casos, han logrado el objetivo de convertirlas en creencia.

Entonces me pregunto, qué nos pasa como sociedad…? Hasta las grandes multinacionales han sido devoradas por las ya famosas “noticias falsas”, donde descarnadamente ensucian a sus competidores, salvaguardando su identidad depositada en manos de terceros.

Uno de los casos emblemáticos en la materia, fueron los incidentes protagonizados por los Boeing 737 Max, vorazmente aprovechado por sus más inmediatos competidores (Air Bus con su modelo 521 NEO) y por los chinos de Comac (con su C919) que nos es más que una indigente copia del 737.

Hasta hoy, las cosas que hemos leído y escuchado desde entonces, fueron sencillamente angustiantes para los pasajeros que hasta llegaron a cancelar sus viajes al enterarse que éste sería en un B Max. En otras palabras; todo aquello relacionado con un problema en un avión, si es Boeing, se convierte en un gran titular, si es el mismo incidente ocurre con otro avión, solo aparece el número de vuelo y la empresa Aérea. Alguien con una vastísima experiencia aeronáutica, me dijo: “No hay dudas de que se están pagando cifras siderales para que hablen en contra de Boeing…” ejemplos sobran.

Hoy, muchos comentaristas, funcionarios, donde no faltan periodistas, difunden información falsa o incompleta para promover, desacreditar o instalar una idea en la ya maltratada opinión pública. Muchas veces por impulso o por ignorancia, aunque el resultado es el mismo, desinformar.

Entonces me pregunto: Dónde hemos quedado relegados los periodistas que aún quemamos madrugadas estudiando la noticia sabiendo que en todo debemos asumir la responsabilidad de lo que exponemos.

Hubo un tiempo anterior al advenimiento de la informática, en que resultaba no sólo compatible, si no que obligatorio tener talento para ser periodista, porque además del informar, tenemos el deber de enseñar y así las cosas, estamos muy lejos de hacerlo.

Estas líneas proponen una advertencia moral; porque mentir para para producir daño, es una manera activa de violencia. Y quien propone esta conducta, aunque lo haga desde una humilde computadora casera o avalado por una mega empresa, debe ser considerado responsable y pagar por hacerlo…

 

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